Mi gato murió... su nombre nunca importó

Wednesday, August 09, 2006

Esperando todo


Una vez una niña escribió en un libro un poema llamado "La Espera". Pensando en esa niña, que estuvo en una plaza alrededor de 5 horas sin que llegara el personaje al que esperaba ver y luego perdió su cordura, me pregunto ¿Por qué existen personas que no tienen la sutileza de avisar que no llegarán a una cita? En la época de la comunicación instantánea, del messenger, del celular y cuando aún se pueden enviar señales de humo yo me pregunto... ¿Cuál es la idea de plantar a alguien?

Tal vez se trata de temor. A veces, cuando yo he ido en camino a reunirme con algún ser y me duele la guata, mucho, pero de ahí a dejar el buque... mmmm... miedo a qué? Creo que hasta ahora no he conocido ningún caníbal confeso, pero de ahí a ningunear a una persona, porque yo creo que eso es dejar plantado: un intolerable ninguneo

Y además, hay que agregarle a eso el que sea algo clandestino... pienso, hubo personas que se reunían para entregarse paquetes sospechosos durante la dictadura, arriesgando su vida. Sólo con una pequeña referencia se paraban a esperar en alguna esquina a alguien que no conocían... qué pasó cuando ese esperado personaje no avisó que jamás llegaría. Quizás llegaron los milicos, quizás pusieron al esperador contra la cuneta, lo registraron, hallaron el paquete, elemento subversivo... muerte... uf... parece que afecta la cosa, no???

Así es que, plis...

Recuerdo lo que decía mi abuelita, eso de que los gatos saben cuando va a llegar alguien, de hecho, se dice que cuando un gato se lava repetidamente es porque anuncian visita. Mi gato solía pararse en la ventana a mirar hacia la puerta y yo me preguntaba a quién esperaba... ¿A otros gatos que vinieran a jugar con él? ¿A otra dueña?


Cuando yo espero, parezco perdida, vulnerable, me aterra pensar que decepcionaré a quien llegue a mi encuentro. Pero es peor, esa niñita que esperaba he sido yo una y mil veces, siempre esperando al mismo bendito inconciente, que no avisa que se tarda, que no advierte que no llegará y así, uno a uno se me van los cigarros, me como las uñas, y creo en mi mente escenarios absurdos para matar las horas. Cinco horas fue mi récord una vez, sin embargo fue la peor de todas porque sí llegó ese alguien... besándome con hielo, decepcionándome para siempre...

Por eso, ahora opto por lo siguiente: lavarme frente a la ventana sólo por 10 minutos... basta de resfríos por quién jamás vendrá.

So, now you know that, call me if you'll never come... La espera terminó por desesperarme y dejarme enferma

Tuesday, August 08, 2006

Inconclusion


"Y al viejo le dolían las patas, oiga, se arrastraba como dudoso por el parque. Qué más da otra vieja, que me tenga servido el plato, calientito, y que se calle, que no me moleste. Una más, lata a la bolsa, Baquedano lo mira desde su caballo. Y voh, que vai hasta tarde callejiando, no te duele el poto, viejo loco, de estar todo el día montándote a la misma yegua, no te cansa la lesera?"

Hoy ha sido un día de risas, de esas que brotan espontáneas, que no respetan nada, ni siquiera el último sorbo de una bebida anhelada. Y tras los rayitos tímidos de este sol de invierno que no calienta nada una lluvia de aquellas, ricas, de esas en que uno salta en las posas como cabro chico y espera que salpique lo más arriba posible.

No hubiese cambiado el escenario. Sí hubiese extendido la luz. Hasta poder asirla.

Me reí desde el alma y lo agradezco. Este proceso de volver a ser me parece fantástico. Que venga ahora el formar lo que seré. Para eso estoy lista, preparada, en serio!

Este blog nació como un homenaje a mi gato, murió atropellado mientras corría tras una rata en un día lluvioso como este. Se debe haber quedado con las ganas de terminar lo que empezó. Yo quiero comerme al bendito ratón, lamer sus huesos, masticarlo hasta saciarme y buscar otro. Pero lograr el objetivo de la caza. Quiero concluir la historia cíclica que me heredó sin saber ese gato gordo que se echó por última vez en mi abrigo, que me ronroneó un poco y que siguió durmiendo aunque ya no habría un día más. Y lo más probable es que él lo intuía.

Desde esta ventana, tomaré su arma y apuntaré. Dios los pille confesados...